domingo, 8 de agosto de 2010

Buscó la voz a la boca

Y el silencio al oído

Aquellas manos andan buscando un cuerpo

Y no es el mío.

A lo lejos, vio a la lágrima

Salir de la alcoba de tu iris

Negro gastado y blanco sucio.

Aquellos sonidos que no llegaron

Nunca a oídos.

Salieron de tus labios

Y no son míos.

Volver a tocar aquellos senos

Morenos y ocultos,

Blancos antes de salir el sol

Como dunas del desierto se doraron

Fuego que quemó mi rostro

Que oculté con aquellas manos

Que rozaron tu piel,

Que miró en tu alma

Y buscó en tu boca.

Aquellas palabras que no se pronunciaron

Y sin embargo recorrieron mi conducto auditivo,

Encontraron mis ojos sobre el suelo

El destrozo que tu silencio hizo,

Añicos de una pieza, este cuerpo,

Que ya no es mío.

Bebe la sed de mi boca,

Que dejó seca el manantial de tu olvido.