martes, 21 de noviembre de 2006

Hay una nueva figura en el mundo televisivo, por la dichosa "carrera de audiencia" y es el provocador de turno . Consiste en un personaje, que, haciendo honor a su denominación, trata de provocar a la audiencia ofreciendo opiniones controvertidas y ¡esta es la cuestión! Provocar la controversia, el debate, la agitación de las conciencias colectivas, de la diversidad de opiniones y no precisamente por temas sesudos, sino por nimiedades o pretendidas cuestiones que se suponen, implican e interesan al gran público. Que a su vez, son pequeños públicos que discuten, debaten, mandan mensajes y ponen en marcha todo el negocio, que, al final, realmente interesa: ¡mover dinero!

Este personaje cuenta, necesariamente, a su vez, con otro miembro, que va templando, o también, e incluso, aviva la llama de la polémica (la morfología del timo, y del "incauto" que a veces no tiene una loable intención). . Estos personajes que rodean al provocador, aportan opiniones, llamémoslas "políticamente más correctas", que no son más que la opinión de la media convencional, que abarca a personas prudentes, educadas, que rechazan la violencia verbal y física, las racionales, pero, también, las conservadoras, las ñoñas, las personas que ni entran ni salen y hasta las que rechazamos estos programas. Rechazamos por todo lo que llevan implícito y significan, por todo el juego sucio que se mueve alrededor, manipulación, dinero, control y atontamiento de las masas, proyectando una imagen de un mundo perfecto que lucha, motivado y responsable. O también una imagen de un mundo terrorífico, duro y cruel, en el que hay que luchar

¡Y una mierda!, su único fin es vender bien un producto para sacar el máximo de beneficios y si encima despistan la inteligencia, mejor para sus propósitos.

Pero lo triste, o quizás no, es que estos personajes tienen seguidores y no pocos, que abanderan la mala entendida sinceridad, o los admiran por su descaro y desparpajo, su frialdad, su mala educación, grosería y borderío. Valores que, si bien, la sociedad debería ofrecer su rechazo, poco a poco, se van situando como valores muy atractivos.

Te tragas su juego sin chistar o poniéndolo en duda, pero al final te sorprende emitiendo ¡tú también! Una opinión aunque sea para decir que todo esto es una mentira programada, pero programada en sus principios, en su progreso y hasta en su final, aunque a veces el plan le salga rana, el tiro por la culata... Pero, oye, hasta a eso le sacan dinero. Es que saben tanto, o nos conocen tan bien, ya ves, el ser humano, cada vez tiene más de ser que de humano. O a lo mejor es lo de humano lo que nos pierde, y estos listillos saben bien qué hilos manejar, porque, qué quieres que te diga, el hombre ha hecho grandes avances en la evolución, ha desarrollado su intelecto, demostrándolo en creaciones maravillosas, pero a ver, quién me saca cuántos genios hay por ahí viendo esta gran mentira, si los pocos que existen se interesan por otras cosas. Al final la mayoría somos bastante tontos, somos presa fácil para ellos ¡y no intento provocar! ¡Bueno, sí, un poquito! Pero tu conciencia y a tu inteligencia.

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. “¡Qué bien le habló! ¿eh? Pero el otro tenía razón. ¡Sí, hombre! Me vas a decir a mí que eso ayuda a triunfar. ¡Pues claro!, si no, díme qué le pasa a Benito, que se lo cree y va avasallando y queriendo comerse el mundo. ¡Oye! Pero, ¿qué quieres que te diga? Un poco de confianza y valoración estimula. Aunque, si te fijas bien, la cuestión está en dar una de cal y otra de arena, ¿no? Pero las medias tintas no llevan a nada. ¡Oye! ¿Y qué opinas tú de la cuestión del proceso de paz? ¡Uy! Es un asunto muy complicado. Más vale que nos tomemos el café que se nos acaba el tiempo del desayuno y el cabrón de Pérez mira el reloj cada vez que entramos. Yo diría que lleva un control y después se lo mete al jefe por el culo. Es que lo dicho, es tan fácil controlarnos y manipularnos que los hijos de puta lo hacen bien. ¡En fin! Vámonos a trabajar que a ver cómo pagamos el colegio de los chicos. Y luego para que te salgan cantantes. Ah, no, para eso me gasto mis cuartos, para que sean libres y cuenten con un buen futuro. Porque a estos los exprimen y después... a la basura. ¡Por cierto!, voy a apuntar en mi agenda que le tengo que comprar esas zapatillas que se llevan tanto a mi crío”

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A veces olvidamos, perdemos de vista cuál es la verdadera intención de estos programas y si bien puedo dilucidar algunos aspectos, habrá otros que seguramente desconozca; hasta creo que lo menos importante es el programa en sí, viendo la CANTIDAD abusiva de publicidad incorporada a los mismos. El fin puede ser que sean vistos, porque de este modo, por añadidura, el negocio será redondo. Pero, ¡ay listillos! No hay la inteligencia perfecta, al menos en este mundo. ¡Esto no tiene arreglo! O al menos es lo que nos quieren hacer creer. La solución está en limpiar tu opinión de tantas distracciones y que caigan en su propia trampa. Intentaré que no me arrastren con ellos.

La libertad sexual nos trajo la utilización de nuestros órganos sexuales. Practicar si no más, sí al menos más libre de convencionalismos y represiones, libre de manipulaciones y engaños. Va siendo hora de reivindicar dar caña al cerebro. Y lo mejor, sin contagio. Ya sabes el lema: “Practica el cerebro seguro, pero practícalo, joder”... Pero cuidado con los miedos, al sexo le salió el SIDA...

domingo, 12 de noviembre de 2006

Dieciséis horas confortables

Dieciséis horas confortables. La larga duración y el color intenso de las paredes, ya está acostumbrado. Deja que tus labios se muevan para soltar un grito, pero estás paralizado. La luz deslumbrante durante horas y horas ciega mis ojos.

Siempre he sido ambicioso, intentaré superarme para llegar al siguiente nivel? ¿Qué sabrá ella de mi dolor?

El techo de cristal, si llegó no lo soportaré y se romperá. Imagina que tienes lo mejor: roja, verde, azul; me hacen ver las cosas de otro color, o con otros ojos. Puedes elegir la forma de tomarlas, pero sólo sé una forma de hacerlo, comienzo por su color preferido.

No debo llegar otra vez. Dicen que estoy mejor. Cuidado. Leen tu mente, pero aún queda mucho por conseguir.

Ahora vuelvo con más fuerza. En el momento de la verdad, veré su fotografía siete años desde su muerte. Historias de naúfragos existenciales, sesiones...

Los médicos cambian los métodos y utilizan nuevas tecnologías. Confío en ellos. Que la crisis acabe y no plantear más problemas; no doy nada por sentado. Ahora, lo que pasa es que soy consciente de ello.

Hay que dejar bastante tiempo para volverla a ver. Cualquier detalle se tendrá en tiempo.

Entramos en la habitación. Todavía no sé con certeza qué método usarán. Pero al ver la foto... Será determinante.

La sesión comienza, suena nuestra música, aquella canción. Método por inundación, o lo supero o me hundo. Se proyecta en la pared nuestra fotografía. Ahí estamos desnudos, sobre la cama, nuestras miradas perdidas... “Cariño, vuelvo a tener la sensación de que alguien nos observa”... Esto duele, ¿o dolía? Con unas pastillas repugnantes he conseguido eliminar el malestar, la sensación de náuseas, un precio que durará muy poco ¡Tu eliges, tú eliges! ¡Déjate de cuentos, todo lo que conocías ha cambiado! ¡Comienza algo nuevo! ¡Por qué van a ganar!

Una mañana nos despertamos y descubrimos que nuestro mundo ya no existe e intentas reservar tu integridad, pero te vuelves frágil, los rayos del sol pretenden darte la energía y firmeza que te faltan. El tratamiento elimina el dolor, pero no te cura el alma de su ausencia. Los poderosos medicamentos, las técnicas y terapias eliminan los síntomas, pero la dureza extrema del dolor está intacta.

Hoy hace siete años. Míralos, nos están observando, Pero ahora no tengo gusanos por mi cuerpo. Ya no confundo la noche con el día, no duermo en la calle pensando estar en casa. Las alucinaciones, el miedo a no encontrarte, corría a casa pensando que te hallaría allí, y todos conspirando contra mí.

Cuando vinieron me preguntaban cosas estúpidas, qué sustancia había tomado, si era drogadicto, si estaba con el síndrome de abstinencia... comencé a maldecirlos, quería arrancarme las agujas y de pronto quedé totalmente inmóvil.

Despierto en una camilla. Había perdido la conciencia. La crisis volvió, otra vez la habitación de color intenso... pero estoy sin ti. Y la vida ya es la nada.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Son las ocho de la mañana

Son las ocho de la mañana. Mamá me vuelve a despertar. Es la tercera vez que se levanta para ir al baño. Hace ya una semana que me estoy preparando para salir. Me encuentro más incómodo, pero estoy a gusto. Mamá parece que no tanto.

¿Qué es esto? ¿Qué le pasa a mamá? Creo que ya llegó el momento. Estas contracciones me empujan hacia afuera, tengo miedo, tengo que despedirme de este hogar. No sé dónde voy pero espero que ella esté allí. Veo luz al final del túnel, ¿no es esto lo que dicen los que han estado cerca de la muerte...? ¡Oh, no! Para, yo no quiero continuar. Sin embargo, la fuerza que me empuja puede conmigo, y, como una ventana que se abre salgo a una claridad que me ciega. Oigo voces, pero esta vez no son como huecas, son más agudas. Unos segundos de terror, y la paz, siento su calor, su olor, su voz, posa suavemente sus manos en mi piel húmeda y me siento feliz. Sin motivo sale un grito de mi garganta, es el aire que empuja los pulmones. Son las ocho de la mañana de un bonito día de abril. He nacido.

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Mamá entra en mi habitación. Viene a recordarme que ya es hora de levantarme. Son las ocho. Abro la ventana, luce el sol, es un día que promete. El examen de hoy puede resolver mi vida. ¡Qué ingenuo! Con los años descubres que sucesos como estos no te resuelven la vida, sino que tienes que ir resolviéndola cada día sin descanso. Pero en aquellos momentos, los planes de futuro se resumen en dos o tres cuestiones que te darán seguridad económica e independencia, lo demás ya llegará. Eres joven y disfrutas de la vida.


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Son las ocho de una mañana de sábado. Salgo de la cama y a oscuras la beso donde supongo que está su cara. Le digo al oído. "buenos días" Me dirijo al baño. Al salir ella se mueve aún medio dormida. Abro la ventana, su cuerpo translúcido tapado por las sábanas arrugadas. La miro y echo un vistazo a la calle. El día rezuma vida.

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La veo salir, una con su gran maleta, casi más grande que ella. La otra, con su bello vestido negro. Van de la mano. Nos decimos adiós. ¡Son tan hermosas! Son las ocho de la mañana y la luz del sol humedece mis ojos.

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La noche ha sido muy larga y oscura, el silencio penetrante y doloroso, la soledad infinita. Bajo de la cama y busco la zapatilla que dejé en algún lugar, una de las veinte veces que me he levantado a lo largo de la noche. La cabeza atormentada y la boca seca. Me miro al espejo y rechazo la imagen que veo, vuelvo a mirar, sonrío y me vuelvo a reconciliar con ella. Corro la cortina y me hace estornudar; hace tiempo que estas cortinas no se lavan. Busco las gafas que caí de la mesilla de noche, no están rotas, aunque daba igual. Levanto la persiana hasta el final, abro la ventana, miro el reloj, son las ocho menos cinco de la mañana, al fin ha salido el sol. Imagino la vagina de mi madre abierta como esta ventana y la luz ahí fuera, me espera la vida, esta la he vivido con tantas cosas buenas y malas, ha merecido la pena, sin embargo ya no soporto tanta soledad. Ellas se fueron. Ahí fuera está la luz, aquí sólo oscuridad.

Sólo cinco días de mi vida, una ventana, y la luz. Una vez más las ocho de la mañana, de mi última mañana. Quizás vaya hacia la vida, espero que allí estén ellas.

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Paseo, llueve, he olvidado el paraguas en casa, pero a Salvado y a mí nos gusta pasear bajo la lluvia, oler el asfalto mojado y respirar el aire más limpio. Por suerte la lluvia es fina y tardará en mojarnos, así podremos disfrutar más del paseo.

Hace un año que está conmigo, un año cuando me asomé a aquella ventana y de aquellos tristes pensamientos, que un frenazo apartó. Tendido en el suelo estaba él, el coche siguió su camino, ni siquiera paró para ver. Bajé a la calle y lo recogí. Tenía la pata malherida. Miré sus ojos, estaba sustado y apenas se quejaba. No esperaba nada de mí, al menos nada bueno. Lo cogí en brazos, sentí su cuerpo caliente y sentí la vida. Dudé qué nombre ponerle hasta que al final decidí que le llamaría Salvado. Aunque salvado salvado fui yo. Durante días estuve curándole, así fue cómo decidimos compartir nuestras vidas. Pero esto ya es otra historia que no sé cómo continuará.

viernes, 10 de noviembre de 2006

domingo, 5 de noviembre de 2006

Sapere Aude


Buenas dosis para saber vender un producto y un consumidor despojado de su conciencia crítica. Es un "ratón" fácil de manejar para sus experimentos. Y los resultados podrán llevarse a cabo por el poder desde todos los ámbitos. Es muy difícil librarse de esa manipulación. Sólo desde nuestro conocimiento crítico, cuestionando, valorando, las verdaderas pretensiones, de las distintas opciones que nos ofrecen.

Sólo nuestra libertad, nuestra confianza, en que podemos y debemos decidir por nosotros mismos en un pensamiento casi científico, pseudocientífico, de toda la información que nos llega. Utilizar el propio proceso científico. Saber orientar bien nuestro conocimiento emocional, alimentándolo con el saber, con las informaciones que vengan de diferentes sitios, de diferentes entornos y sociedades, con una mente abierta que salga de nuestro contexto. Porque hay más mundos que el que conocemos o el que nos hacen creer. Por ello, utilicemos sus medios en nuestro beneficio. Seámos libres para decidir.


Pero limpiemos bien esa palabra de tanta porquería acumulada a lo largo de la historia. Que no nos engañe nuestro cerebro, que no nos engañen nuestros sentidos y mantengamos críticos nuestro sentido común. Aunque no sé bien qué significa esto de "común". Porque no quiero pensar que sea común con el resto, con nuestro grupo, con nuestra sociedad. ¡Vaya, qué fácil es engañarnos!