viernes, 8 de noviembre de 2013



A veces una escribe cosas que parecen premonitorias, que la dejan a una misma sorprendida. Te surge la sospecha paranoica de que en tu ordenador o televisor hay incorporada una cámara que te observa y te controla a modo de ciencia ficción. Aún te sorprende que alguien en la tele repita la palabra que acabas de nombrar aunque sea una simple coincidencia. Anda acostumbrado nuestro cerebro a tanta cosa inverosímil que al final lo convierte todo en algo cotidiano.
Pero hoy no vengo a decir nada sobre asuntos paranormales, ni de psicosis persecutoria (por si acaso no demos idea), sino más bien para hacer una comparativa de un hecho:
Dos expresidentes presentando sus libros, al menos, es algo curioso, ¿no? Ambos critican a sus sucesores, actuales representantes de sus partidos.
Como me gusta imaginar, extraigo una conclusión, pienso que tal vez el interés subyacente, no sea otro que salvar al partido como institución y como ideología. Poderes que temerosos de perder sus hegemonías regulan la alternancia con nuevos sucesores, futuros traseros preparados  para calentar el sillón presidencial, a cambio de un porvenir bien asegurado.
Evitar por todos los medios posibles ser sustituidos y se instauren corrientes subversivas e incontrolables. EL negocio garantizado por políticas convenidas, una cuerda con sólo dos extremos en un tira y afloja, ahora ganas tú, ahora gano yo. Pero la ganancia siempre debe ser repartida para los mismos. La pirámide del poder no se debe derrumbar, ni permitirse que nos pongamos modernos con fisonomías de mapas mentales. El poder se apiña para asegurar su base y mantener bien encajadas las piezas en su sitio.
Dudo que exista en sus egos un interés por volver a la política activa, les bastan y les sobran sus ya consolidadas posiciones. Ni locos, a lo máximo esporádicas apariciones y algunas que otras memorias para restablecer el estatus quo, satisfacer sus vanidades y seguir los dictámenes de quienes obedecen.  Alardean con prepotencia, que parecen iluminados, con la solución para todo y de manera tan fácil. Lástima que cuando estuvieron representándonos aún no hubieron recibido de expertos coaching y de elaborados marketing de imagen, las ahora adquiridas habilidades y experiencias que tan bien nos hubieran venido y tan beneficiosas hubiesen sido para todos dejando cuando tuvieron la oportunidad un país mejor.  Ojo, que cuando éstos anden con poca fuerza vendrán las remesas que ya se están cociendo con chefs extranjeros que tienen más caché y experiencia.
Estos honorables veteranos actúan obedientes y agradecidos, porque como dijo la canción tienen que sentirse “bien pagá” por los seres invisibles y anónimos o camuflados que a bien, los colocaron ahí.
La nostalgia funciona, ya lo estamos viendo más exageradamente en los últimos tiempos. Como ejemplo echemos un vistazo al mundo de la música y a la proliferación de programas añejos que andan saturando las televisiones. Tomándose muy en serio las políticas de reciclaje.
Tocan nuestros sensibles corazones, estos personajes tan motivados y entregados por su amor al partido y la política. ¿Que hay crítica?, eso ocurre hasta en las mejores familias. No es creíble incluso es sospechosa una relación extremadamente cordial. Estrategia que tan bien conoce y utiliza la publicidad. Todos conocemos estadísticas aplicadas en los anuncios que se acercan al porcentaje total porque resultan más fiables que un cien por cien. O dicen dos de cada tres, porque una totalidad es increíble e improbable. Por eso estamos más dispuestos a creer y soportar cierto nivel de discrepancia y hasta cierta técnica sándwich porque de lo contrario resultaría dudoso un absoluto acuerdo.
Cuando el mercado está en crisis se recurre a la nostalgia. Buen remedio es provocar la emoción rememorando otros tiempos fieles al refrán. Eliminando los peores aspectos del pasado el recuerdo se transforma para mejor quizá por desmemoria o necesidad evolutiva o simple auto engaño. Poniendo nuestros corazones tiernecitos, entregados de nuevo a nuestras pasiones recuperemos la credulidad y el amor por la política.
Pues va a ser que al final no son tan tontos y les cundieron las clases en el extranjero, que tristes destinos si no tendrían, sí las papeletas en las urnas aparecieran sin mácula, sin rosas ni gaviotas o genéricos con idénticas contraindicaciones.
Añoro a un desaparecido Lou Reed y a un joven Van Morrison pero también me encanta escuchar otras músicas con otros ritmos diferentes e innovadoras melodías. Si siento alguna nostalgia espero que sea siempre de la autenticidad, de lo verdadero, de aquello que respeta nuestra inteligencia y que en realidad siempre permanece en el presente. Sea música, sea política debemos pedir que sea honesta y no golpeen nuestros tímpanos ni pisoteen nuestros derechos.          

No hay comentarios: