Buscó la voz a la boca
Y el silencio al oído
Aquellas manos andan buscando un cuerpo
Y no es el mío.
A lo lejos, vio a la lágrima
Salir de la alcoba de tu iris
Negro gastado y blanco sucio.
Aquellos sonidos que no llegaron
Nunca a oídos.
Salieron de tus labios
Y no son míos.
Volver a tocar aquellos senos
Morenos y ocultos,
Blancos antes de salir el sol
Como dunas del desierto se doraron
Fuego que quemó mi rostro
Que oculté con aquellas manos
Que rozaron tu piel,
Que miró en tu alma
Y buscó en tu boca.
Aquellas palabras que no se pronunciaron
Y sin embargo recorrieron mi conducto auditivo,
Encontraron mis ojos sobre el suelo
El destrozo que tu silencio hizo,
Añicos de una pieza, este cuerpo,
Que ya no es mío.
Bebe la sed de mi boca,
Que dejó seca el manantial de tu olvido.