sábado, 27 de noviembre de 2010
bañar de recuerdos el espacio que dejas vacío
porque te venció esta batalla
de dura lucha entre tinieblas.
Dónde vagaron tus pensamientos
en aquellos infinitos instantes.
Tus manos tocando la tierra
donde germinaron tus tomates y pimientos,
recreando tu torpe oído
con los trinos de los pájaros
en cuidado tan místico
sujetando la trayectoria de los frágiles tallos
con quebradizas y firmes cañas
alineadas y con cuerdas amarrabas.
Como el hilo que sujetaba aún tu vida
hombre de mirada dura y sonrisa tierna
que en tarea se intercalaban
pobre marioneta desvalida,
controlada por finos tubos que aún manejaban
tus movimientos rítmicos y desacompasados,
agitando con minúsculos resortes
tus manos que no acertaban a tocar
ese rostro envejecido de barba y años.
Esas piernas obstinadas en permanecer firmes
que, a duras penas, se sujetaban.
Son reflejos de este tedioso pero corto adiós.
Buscaron tus fuerzas heridas ese mar de tus recuerdos
qué imágenes cruzaron tus pensamientos,
un niño que juega con un caballo de cartón, quizás,
correr por los terrizos del campo con tus pequeños pies descalzos,
si fue un beso de aquel amor,
y sus frutos y los frutos de sus frutos.
Eres juez y parte de nuestras existencias,
que inevitablemente nos unieron a ti.
Si mueres, una parte morirá en nosotros,
y sin embargo, vivirás en esa parte
que guardamos de ti.
Son escenas que nuestra mente fijaron
con los matices que cada uno incorporamos,
cuánto de ti nos quedó ocultado,
cuánto que nos fue desconocido,
desde que, a este mundo llegaste,
muchas primaveras florecieron,
melancólicos otoños vinieron
y de ardientes veranos gozaste,
hasta llegar a este gélido invierno.
Es triste este momento,
que no tendrá ya un mañana,
donde ver tu rostro
y escuchar tus pequeñas quejas.
No sufrir por tu sufrimiento,
pero no tenerte ya cerca.
Y ahora, a cambiar todo por recuerdos,
llorar tu eterna ausencia,
y rememorar tu carácter atormentado,
de grandes contradicciones,
extrayendo de tus profundidades,
la luz que a veces te acecha.
No juzgaremos tus actos,
que ya la vida es jueza,
y te quitó así como te dio
grandes disfrutes.
Y es ahora cuando llegó la dura prueba
que siempre planeó sobre tu cabeza.
queremos pensar que vivimos
un sueño en este juego,
que en jugar, la vida se empeña,
y esta angustia de perderte
y volver atrás los relojes que bruscamente se detengan
en ese impás de tenerte o no tenerte,
que así tendíamos las prendas
que quedaron huérfanas de tu cuerpo,
como ahora nos dejan,
desnudas nuestras pupilas
de tu amada presencia.
Amaneció tu abandono, que ahora la tarde
te acuesta en esa cama eterna.
Llévate por todo equipaje,
nuestro amor, que ahora tu alma calienta.
domingo, 8 de agosto de 2010
Buscó la voz a la boca
Y el silencio al oído
Aquellas manos andan buscando un cuerpo
Y no es el mío.
A lo lejos, vio a la lágrima
Salir de la alcoba de tu iris
Negro gastado y blanco sucio.
Aquellos sonidos que no llegaron
Nunca a oídos.
Salieron de tus labios
Y no son míos.
Volver a tocar aquellos senos
Morenos y ocultos,
Blancos antes de salir el sol
Como dunas del desierto se doraron
Fuego que quemó mi rostro
Que oculté con aquellas manos
Que rozaron tu piel,
Que miró en tu alma
Y buscó en tu boca.
Aquellas palabras que no se pronunciaron
Y sin embargo recorrieron mi conducto auditivo,
Encontraron mis ojos sobre el suelo
El destrozo que tu silencio hizo,
Añicos de una pieza, este cuerpo,
Que ya no es mío.
Bebe la sed de mi boca,
Que dejó seca el manantial de tu olvido.
domingo, 20 de junio de 2010
Un día triste
18 junio de 2010
Saber encontrar tus palabras en aquellas palabras. Descubrir con su mirada las profundidades de las cosas simples. Ver lo que para otro pasa desapercibido, saber expresar lo que sientes, saber decir lo que otros ni siquiera ven. No son esas palabras dichas, ni su lugar en la oración, no son descubrimientos nuevos sino realidades cercanas, expresadas de tal modo que uno se sorprende de su capacidad observadora, de los detalles pequeños, de las emociones humanas. Es vida lo que expresan sus palabras, son llaves que abren ventanas donde otros apenas vislumbramos la silueta detrás de los visillos. Él, mi desconocido y sin embargo, tan cercano y comprendido, sin sangre que nos una ni afectos que nos relacionen. Siento su ausencia como la de un amigo y la fatalidad de saber que no veré más sus palabas, no me descubrirán el objeto oculto, la sorpresa de su sensible mirada, y cuál fue la última, la que emanó de su cerebro y se escurrió por el apéndice de su mano, sujetando una pluma en ese grafismo romántico o dedo que tecleó hasta el último fonema. Tal vez, como un instrumento, igual que con la lengua, otra mano la tradujo, letras mezcladas, ahora formando palabra castellana, ahora portuguesa, de su fuente primigenia; que los años nos acercan al origen inevitablemente, donde se grabaron a fuego en la piel de nuestras neuronas. No brotará de este manantial agua nueva, ahora recogida en perpetuo circuito, ahí quedarán un mismo escrito para múltiples significados. Cada uno interpretamos, incorporamos palabras y sentir, y el sentir con el que fueron dichas. El movimiento es vida, y ahora ese rostro pétreo, ese cuerpo frío, se paró todo mecanismo. Muerto el ser vivo, abandonará sus preocupaciones humanas y si algo sigue, si algo continúa, ya por el conocido, visible o invisible, movimiento será al fin y al cabo. Lo que creó el escritor tendrá permanencia más allá de la memoria humana. Aprender de sus palabras, de su mirada, robarles siempre, aunque sé que la belleza no está en sí mismas, sino cómo bailan sobre la hoja para expresar ese sentimiento, esa descripción, en apariencia lingüística que lleva de un corazón a otro una emoción, rabia, tristeza, empatía, de felicidad, de admiración profunda, qué maravilla mirar como él mira y poder decirlo como lo dice y qué bien sentir ese mundo suyo, sentirlo vivo todavía.
Una historia que siempre se ve reflejada en la presente. Una muerte que se ve reflejada en aquella contada, y en otras que llegarán, también la mía.
jueves, 17 de junio de 2010
Del bajo al ático
lunes, 19 de abril de 2010
Una historia en blanco y negro
lunes, 12 de abril de 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
Descreidos
Dejad que los niños se acerquen a mí. Esta máxima ha sido llevada a sus últimas consecuencias por religiosos de todas las épocas. Gente que “gozan” de unos privilegios e impunidad. Esta gentuza encuentra en esos ámbitos la posibilidad y el encubrimiento perfectos para sus inclinaciones perversas. ¿Se justificarán después en frío? ¿Serán conscientes del daño tan atroz que ocasionan, o se engañarán con argumentos novelados del Decamerón o justificaciones prepotentes?
Mis años han tenido que ver y oír muchos de estos desgraciados casos. Estos individuos actúan con todas las ventajas posibles, tienen a su alcance “mercado fresco y abundante” y cuando se conocen algunas de estas desgraciadas actuaciones,
He escuchado en muchas ocasiones de representantes y acólitos de este club, que deben ser considerados también como hombres, con sus debilidades, con sus pecados y sus tormentos. Y yo les digo, -y la gran mayoría no sienten ni arrepentimiento-, si son hombres, ¿por qué deben tener estos privilegios? Sus comportamientos son delictivos y, como consecuencia, supeditados a la ley civil, con todas sus consecuencias, y no tapujos y con tierra por medio, quedando totalmente impunes sus delitos y lo que es aún peor, dejándoles la puerta abierta a estos depredadores y al alcance, tiernos cachorritos. Desde que
Caen con todo su equipo sobre personas buenas que necesitan la comprensión y apoyo social y qué cautos se presentan cuando tienen que tomar partido y opinar sobre estas bestias.
¿Por qué tanto empeño en demonizar a las mujeres con vídeos y dibujos escabrosos de abortos, imágenes truculentas que fundamentalmente encubren una enorme misoginia, y sobre todo mostrar un escaparate de humildad y respeto que no tienen? No más que estadísticamente se da en la población. No son sus hábitos los que los hacen buenas personas, ni siquiera su ideología que tergiversan a su antojo. Que no sólo se arrepientan, sino que eviten el pecado, el daño al prójimo y a uno mismo. Esto es asequible para cualquiera. De poco sirven sus Concilios y sus muestras pomposas y grotescas de falsa humildad. Sus hábitos sólo les sirven para cubrir sus bajos instintos, sus personalidades enfermas, sus intereses lucrativos y de poder, y, sobre todo, su arsenal de destrucción masiva. No lo busquemos en el pueblo, éste ya tiene sus castigos, espías, su vigilancia y su justicia. Busquémoslo en sus congregaciones, sus colegios y conventos, sus organizaciones beáticas aniquiladoras de cultura y dignidad, busquémoslo en su cúpula de poder y nos quedaremos trágicamente sorprendidos. Ningún país, ningún organismo, ninguna mafia es diferente en su despotismo y aniquilación humana, sólo que a éstos, ya los conocemos, vigilamos y, a veces, con suerte, los destruimos. Pero aquellos, aquellos están bien protegidos de oro y diamantes, de poder en todos los sentidos. Y si te atreves a atacarlos te muestran como a endemoniados sus crucifijos, como si ese pobre hombre desnudo tuviera culpa de algo, más bien tiene que estar en el paraíso revolviéndose como en sepulcro de cómo estos canallas dicen que Él dijo, y donde dijo digo, digo Diego.
Mi respeto al hombre decente, sin título. Sus justificaciones, las mismas que las del asesino o el vagabundo, que sin respaldo, se enfrenta a su cruel destino.
Generalizo, cierto, porque, cuando ellos hablan, también lo hacen, se sienten uno; estupendo, pues su cuerpo apesta, porque están corrompidos, obsoletos, fuera de la realidad, pero peligrosamente bien sujetos a ella.
Abramos ventanas y puertas de iglesias oscuras. Rompamos vidrieras luminosas, “de colores” engañosos que ocultan su negrura. Limpiemos de confesionarios retrógrados que ocultan rostros y gestps que convierten a la persona en objeto, de pecado, de voz que relata sus secretos, secretos morbosos, que alimentan otros secretos. Yo te digo, te absuelvo, y tú vuelves al rebaño hasta nuevo infierno. Cuanto más intelectualizado, más justificadas sus debilidades y pecados.
El sacerdote se perdona lo que tienen de ser humano, tres padres nuestros para la mujer infiel, para el niño travieso, dos avemarías y un credo, pero él tiene a veces, mujeres y niños ocultos, declinando y abandonando sus responsabilidades; ellos escuchan los placeres humanos y ellos los practican con asiduidad.
Gente buena las habrá, ya digo, como en la población en general. Si eres buena persona, deseas y buscas el bien para el otro. No te hacen falta espacios protegidos ni vida cómoda sin responsabilidades ni sueldos por subirte a un púlpito. Sal a la calle, acércate al que sufre, sé una persona que trabaja como cualquier otra y lucha por unos hijos que, además, de alimentarlos y cuidarlos, intenta hacerlos hombres buenos y personas felices. No hace falta encerrarse en un convento, es más, hace falta que ayuden fuera, sus vidas son egocéntricas, cómodas, tranquilas, sosegadas y protegidas. La vida, la verdadera está fuera de esos muros, de necesidades reales, dejémonos de trascendencias, de miradas místicas y de intenciones lascivas.
Que abran puertas y ventanas, que derriben muros, que salgan a las calles y convivan con sus convecinos, que se desprendan de lujos y artificios, que por favor, no me vengan con argumentos de este tipo: “es que si tuvieras a tu padre, no le darías lo mismo”, o “esto es arte y un beneficio para la humanidad, que de otro modo no hubiera existido”… Pero mientras, yo me lucro. Anda, practicad vuestra ley, desprenderos de bienes materiales, ¿no predicáis acaso, que no tengamos apegos de este tipo?
A veces me pregunto si podemos ser, a veces tan ilusos, nos engañamos por torpes o por listos. ¿Cómo, con el nivel de progreso alcanzado, aún estemos por este camino? ¿Son conveniencias o es que su poder es infinito? El ser humano es susceptible y vulnerable en estas miserias y en psicología humana son expertos, nuestras incógnitas y miedos requieren a veces de estos artificios. Y ellos lo saben, pero, por Dios, ¿es qué no lo vemos? ¿No nos damos cuenta de su gran mentira, que engañan a inteligentes e idiotas, a pobres y ricos? ¿Vamos tan preocupados en nuestros quehaceres que ni siquiera cuestionamos? ¿Son tantas nuestras necesidades de trascendencia que preferimos mentiras no demostradas que preguntarnos si todo esto es lógico? ¿Si es peor un silencio que una mentira, si debemos permitirles este dominio? Las víctimas siempre son más numerosas, pero ignoran su poder, el día que lo reconozcan, el ogro será destruido; pero ellos son estudiosos, saben mover hilos, saben dividirnos, saben entender nuestras debilidades y utilizarlas en su beneficio. El hombre es religioso por naturaleza, no amigo, ¿qué es eso de religioso, y qué naturaleza es esa? Que yo no veo a monos entregados a rezos, que no veo a pájaros en coros ni a pingüinos con gorros absurdos, no veo a vacas abnegadas fustigando sus pecados. Sólo veo a hombres creídos de inteligencia y engañados como simples lombrices, que hasta ellas son más sabias y saben para qué existen.
El hombre sólo se necesita para ayudarse, para conseguir su supervivencia, y en este mutuo beneficio, más vale ser bueno que malo, aunque muchos prefieran los segundo.
Que miramos al cielo y nos inunda el miedo a lo desconocido, pensemos que eso es bueno, busquemos, que es lícito. Pero, por favor, no seas esclavo de nuevo. Ellos, término genérico, te quieren manipular en su beneficio. Eres un rédito con intereses, eres un tonto que se engaña fácilmente, aunque debo reconocer que tienen buenas estrategias, que no es tan fácil verlos venir, que tienen otros poderes a su alcance. Y la información es un arma de doble filo. Y a la vista está cuál están usando en todos los sentidos.
¿Qué poder tenemos el hombre y la mujer de la calle, qué coraza, qué trinchera, qué armas, si incluso el saber está contaminado de correligionario y proselitismo, de conocimiento manipulado? A veces, una ausencia es suficiente, otras, un pequeño cambio y artificio.