Hay una nueva figura en el mundo televisivo, por la dichosa "carrera de audiencia" y es el provocador de turno . Consiste en un personaje, que, haciendo honor a su denominación, trata de provocar a la audiencia ofreciendo opiniones controvertidas y ¡esta es la cuestión! Provocar la controversia, el debate, la agitación de las conciencias colectivas, de la diversidad de opiniones y no precisamente por temas sesudos, sino por nimiedades o pretendidas cuestiones que se suponen, implican e interesan al gran público. Que a su vez, son pequeños públicos que discuten, debaten, mandan mensajes y ponen en marcha todo el negocio, que, al final, realmente interesa: ¡mover dinero!
Este personaje cuenta, necesariamente, a su vez, con otro miembro, que va templando, o también, e incluso, aviva la llama de la polémica (la morfología del timo, y del "incauto" que a veces no tiene una loable intención). . Estos personajes que rodean al provocador, aportan opiniones, llamémoslas "políticamente más correctas", que no son más que la opinión de la media convencional, que abarca a personas prudentes, educadas, que rechazan la violencia verbal y física, las racionales, pero, también, las conservadoras, las ñoñas, las personas que ni entran ni salen y hasta las que rechazamos estos programas. Rechazamos por todo lo que llevan implícito y significan, por todo el juego sucio que se mueve alrededor, manipulación, dinero, control y atontamiento de las masas, proyectando una imagen de un mundo perfecto que lucha, motivado y responsable. O también una imagen de un mundo terrorífico, duro y cruel, en el que hay que luchar
¡Y una mierda!, su único fin es vender bien un producto para sacar el máximo de beneficios y si encima despistan la inteligencia, mejor para sus propósitos.
Pero lo triste, o quizás no, es que estos personajes tienen seguidores y no pocos, que abanderan la mala entendida sinceridad, o los admiran por su descaro y desparpajo, su frialdad, su mala educación, grosería y borderío. Valores que, si bien, la sociedad debería ofrecer su rechazo, poco a poco, se van situando como valores muy atractivos.
Te tragas su juego sin chistar o poniéndolo en duda, pero al final te sorprende emitiendo ¡tú también! Una opinión aunque sea para decir que todo esto es una mentira programada, pero programada en sus principios, en su progreso y hasta en su final, aunque a veces el plan le salga rana, el tiro por la culata... Pero, oye, hasta a eso le sacan dinero. Es que saben tanto, o nos conocen tan bien, ya ves, el ser humano, cada vez tiene más de ser que de humano. O a lo mejor es lo de humano lo que nos pierde, y estos listillos saben bien qué hilos manejar, porque, qué quieres que te diga, el hombre ha hecho grandes avances en la evolución, ha desarrollado su intelecto, demostrándolo en creaciones maravillosas, pero a ver, quién me saca cuántos genios hay por ahí viendo esta gran mentira, si los pocos que existen se interesan por otras cosas. Al final la mayoría somos bastante tontos, somos presa fácil para ellos ¡y no intento provocar! ¡Bueno, sí, un poquito! Pero tu conciencia y a tu inteligencia.
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. “¡Qué bien le habló! ¿eh? Pero el otro tenía razón. ¡Sí, hombre! Me vas a decir a mí que eso ayuda a triunfar. ¡Pues claro!, si no, díme qué le pasa a Benito, que se lo cree y va avasallando y queriendo comerse el mundo. ¡Oye! Pero, ¿qué quieres que te diga? Un poco de confianza y valoración estimula. Aunque, si te fijas bien, la cuestión está en dar una de cal y otra de arena, ¿no? Pero las medias tintas no llevan a nada. ¡Oye! ¿Y qué opinas tú de la cuestión del proceso de paz? ¡Uy! Es un asunto muy complicado. Más vale que nos tomemos el café que se nos acaba el tiempo del desayuno y el cabrón de Pérez mira el reloj cada vez que entramos. Yo diría que lleva un control y después se lo mete al jefe por el culo. Es que lo dicho, es tan fácil controlarnos y manipularnos que los hijos de puta lo hacen bien. ¡En fin! Vámonos a trabajar que a ver cómo pagamos el colegio de los chicos. Y luego para que te salgan cantantes. Ah, no, para eso me gasto mis cuartos, para que sean libres y cuenten con un buen futuro. Porque a estos los exprimen y después... a la basura. ¡Por cierto!, voy a apuntar en mi agenda que le tengo que comprar esas zapatillas que se llevan tanto a mi crío”
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A veces olvidamos, perdemos de vista cuál es la verdadera intención de estos programas y si bien puedo dilucidar algunos aspectos, habrá otros que seguramente desconozca; hasta creo que lo menos importante es el programa en sí, viendo la CANTIDAD abusiva de publicidad incorporada a los mismos. El fin puede ser que sean vistos, porque de este modo, por añadidura, el negocio será redondo. Pero, ¡ay listillos! No hay la inteligencia perfecta, al menos en este mundo. ¡Esto no tiene arreglo! O al menos es lo que nos quieren hacer creer. La solución está en limpiar tu opinión de tantas distracciones y que caigan en su propia trampa. Intentaré que no me arrastren con ellos.
La libertad sexual nos trajo la utilización de nuestros órganos sexuales. Practicar si no más, sí al menos más libre de convencionalismos y represiones, libre de manipulaciones y engaños. Va siendo hora de reivindicar dar caña al cerebro. Y lo mejor, sin contagio. Ya sabes el lema: “Practica el cerebro seguro, pero practícalo, joder”... Pero cuidado con los miedos, al sexo le salió el SIDA...
martes, 21 de noviembre de 2006
domingo, 12 de noviembre de 2006
Dieciséis horas confortables
Dieciséis horas confortables. La larga duración y el color intenso de las paredes, ya está acostumbrado. Deja que tus labios se muevan para soltar un grito, pero estás paralizado. La luz deslumbrante durante horas y horas ciega mis ojos.
Siempre he sido ambicioso, intentaré superarme para llegar al siguiente nivel? ¿Qué sabrá ella de mi dolor?
El techo de cristal, si llegó no lo soportaré y se romperá. Imagina que tienes lo mejor: roja, verde, azul; me hacen ver las cosas de otro color, o con otros ojos. Puedes elegir la forma de tomarlas, pero sólo sé una forma de hacerlo, comienzo por su color preferido.
No debo llegar otra vez. Dicen que estoy mejor. Cuidado. Leen tu mente, pero aún queda mucho por conseguir.
Ahora vuelvo con más fuerza. En el momento de la verdad, veré su fotografía siete años desde su muerte. Historias de naúfragos existenciales, sesiones...
Los médicos cambian los métodos y utilizan nuevas tecnologías. Confío en ellos. Que la crisis acabe y no plantear más problemas; no doy nada por sentado. Ahora, lo que pasa es que soy consciente de ello.
Hay que dejar bastante tiempo para volverla a ver. Cualquier detalle se tendrá en tiempo.
Entramos en la habitación. Todavía no sé con certeza qué método usarán. Pero al ver la foto... Será determinante.
La sesión comienza, suena nuestra música, aquella canción. Método por inundación, o lo supero o me hundo. Se proyecta en la pared nuestra fotografía. Ahí estamos desnudos, sobre la cama, nuestras miradas perdidas... “Cariño, vuelvo a tener la sensación de que alguien nos observa”... Esto duele, ¿o dolía? Con unas pastillas repugnantes he conseguido eliminar el malestar, la sensación de náuseas, un precio que durará muy poco ¡Tu eliges, tú eliges! ¡Déjate de cuentos, todo lo que conocías ha cambiado! ¡Comienza algo nuevo! ¡Por qué van a ganar!
Una mañana nos despertamos y descubrimos que nuestro mundo ya no existe e intentas reservar tu integridad, pero te vuelves frágil, los rayos del sol pretenden darte la energía y firmeza que te faltan. El tratamiento elimina el dolor, pero no te cura el alma de su ausencia. Los poderosos medicamentos, las técnicas y terapias eliminan los síntomas, pero la dureza extrema del dolor está intacta.
Hoy hace siete años. Míralos, nos están observando, Pero ahora no tengo gusanos por mi cuerpo. Ya no confundo la noche con el día, no duermo en la calle pensando estar en casa. Las alucinaciones, el miedo a no encontrarte, corría a casa pensando que te hallaría allí, y todos conspirando contra mí.
Cuando vinieron me preguntaban cosas estúpidas, qué sustancia había tomado, si era drogadicto, si estaba con el síndrome de abstinencia... comencé a maldecirlos, quería arrancarme las agujas y de pronto quedé totalmente inmóvil.
Despierto en una camilla. Había perdido la conciencia. La crisis volvió, otra vez la habitación de color intenso... pero estoy sin ti. Y la vida ya es la nada.
Siempre he sido ambicioso, intentaré superarme para llegar al siguiente nivel? ¿Qué sabrá ella de mi dolor?
El techo de cristal, si llegó no lo soportaré y se romperá. Imagina que tienes lo mejor: roja, verde, azul; me hacen ver las cosas de otro color, o con otros ojos. Puedes elegir la forma de tomarlas, pero sólo sé una forma de hacerlo, comienzo por su color preferido.
No debo llegar otra vez. Dicen que estoy mejor. Cuidado. Leen tu mente, pero aún queda mucho por conseguir.
Ahora vuelvo con más fuerza. En el momento de la verdad, veré su fotografía siete años desde su muerte. Historias de naúfragos existenciales, sesiones...
Los médicos cambian los métodos y utilizan nuevas tecnologías. Confío en ellos. Que la crisis acabe y no plantear más problemas; no doy nada por sentado. Ahora, lo que pasa es que soy consciente de ello.
Hay que dejar bastante tiempo para volverla a ver. Cualquier detalle se tendrá en tiempo.
Entramos en la habitación. Todavía no sé con certeza qué método usarán. Pero al ver la foto... Será determinante.
La sesión comienza, suena nuestra música, aquella canción. Método por inundación, o lo supero o me hundo. Se proyecta en la pared nuestra fotografía. Ahí estamos desnudos, sobre la cama, nuestras miradas perdidas... “Cariño, vuelvo a tener la sensación de que alguien nos observa”... Esto duele, ¿o dolía? Con unas pastillas repugnantes he conseguido eliminar el malestar, la sensación de náuseas, un precio que durará muy poco ¡Tu eliges, tú eliges! ¡Déjate de cuentos, todo lo que conocías ha cambiado! ¡Comienza algo nuevo! ¡Por qué van a ganar!
Una mañana nos despertamos y descubrimos que nuestro mundo ya no existe e intentas reservar tu integridad, pero te vuelves frágil, los rayos del sol pretenden darte la energía y firmeza que te faltan. El tratamiento elimina el dolor, pero no te cura el alma de su ausencia. Los poderosos medicamentos, las técnicas y terapias eliminan los síntomas, pero la dureza extrema del dolor está intacta.
Hoy hace siete años. Míralos, nos están observando, Pero ahora no tengo gusanos por mi cuerpo. Ya no confundo la noche con el día, no duermo en la calle pensando estar en casa. Las alucinaciones, el miedo a no encontrarte, corría a casa pensando que te hallaría allí, y todos conspirando contra mí.
Cuando vinieron me preguntaban cosas estúpidas, qué sustancia había tomado, si era drogadicto, si estaba con el síndrome de abstinencia... comencé a maldecirlos, quería arrancarme las agujas y de pronto quedé totalmente inmóvil.
Despierto en una camilla. Había perdido la conciencia. La crisis volvió, otra vez la habitación de color intenso... pero estoy sin ti. Y la vida ya es la nada.
sábado, 11 de noviembre de 2006
Son las ocho de la mañana
Son las ocho de la mañana. Mamá me vuelve a despertar. Es la tercera vez que se levanta para ir al baño. Hace ya una semana que me estoy preparando para salir. Me encuentro más incómodo, pero estoy a gusto. Mamá parece que no tanto.
¿Qué es esto? ¿Qué le pasa a mamá? Creo que ya llegó el momento. Estas contracciones me empujan hacia afuera, tengo miedo, tengo que despedirme de este hogar. No sé dónde voy pero espero que ella esté allí. Veo luz al final del túnel, ¿no es esto lo que dicen los que han estado cerca de la muerte...? ¡Oh, no! Para, yo no quiero continuar. Sin embargo, la fuerza que me empuja puede conmigo, y, como una ventana que se abre salgo a una claridad que me ciega. Oigo voces, pero esta vez no son como huecas, son más agudas. Unos segundos de terror, y la paz, siento su calor, su olor, su voz, posa suavemente sus manos en mi piel húmeda y me siento feliz. Sin motivo sale un grito de mi garganta, es el aire que empuja los pulmones. Son las ocho de la mañana de un bonito día de abril. He nacido.
______
Mamá entra en mi habitación. Viene a recordarme que ya es hora de levantarme. Son las ocho. Abro la ventana, luce el sol, es un día que promete. El examen de hoy puede resolver mi vida. ¡Qué ingenuo! Con los años descubres que sucesos como estos no te resuelven la vida, sino que tienes que ir resolviéndola cada día sin descanso. Pero en aquellos momentos, los planes de futuro se resumen en dos o tres cuestiones que te darán seguridad económica e independencia, lo demás ya llegará. Eres joven y disfrutas de la vida.
______
Son las ocho de una mañana de sábado. Salgo de la cama y a oscuras la beso donde supongo que está su cara. Le digo al oído. "buenos días" Me dirijo al baño. Al salir ella se mueve aún medio dormida. Abro la ventana, su cuerpo translúcido tapado por las sábanas arrugadas. La miro y echo un vistazo a la calle. El día rezuma vida.
_______
La veo salir, una con su gran maleta, casi más grande que ella. La otra, con su bello vestido negro. Van de la mano. Nos decimos adiós. ¡Son tan hermosas! Son las ocho de la mañana y la luz del sol humedece mis ojos.
_______
La noche ha sido muy larga y oscura, el silencio penetrante y doloroso, la soledad infinita. Bajo de la cama y busco la zapatilla que dejé en algún lugar, una de las veinte veces que me he levantado a lo largo de la noche. La cabeza atormentada y la boca seca. Me miro al espejo y rechazo la imagen que veo, vuelvo a mirar, sonrío y me vuelvo a reconciliar con ella. Corro la cortina y me hace estornudar; hace tiempo que estas cortinas no se lavan. Busco las gafas que caí de la mesilla de noche, no están rotas, aunque daba igual. Levanto la persiana hasta el final, abro la ventana, miro el reloj, son las ocho menos cinco de la mañana, al fin ha salido el sol. Imagino la vagina de mi madre abierta como esta ventana y la luz ahí fuera, me espera la vida, esta la he vivido con tantas cosas buenas y malas, ha merecido la pena, sin embargo ya no soporto tanta soledad. Ellas se fueron. Ahí fuera está la luz, aquí sólo oscuridad.
Sólo cinco días de mi vida, una ventana, y la luz. Una vez más las ocho de la mañana, de mi última mañana. Quizás vaya hacia la vida, espero que allí estén ellas.
________
Paseo, llueve, he olvidado el paraguas en casa, pero a Salvado y a mí nos gusta pasear bajo la lluvia, oler el asfalto mojado y respirar el aire más limpio. Por suerte la lluvia es fina y tardará en mojarnos, así podremos disfrutar más del paseo.
Hace un año que está conmigo, un año cuando me asomé a aquella ventana y de aquellos tristes pensamientos, que un frenazo apartó. Tendido en el suelo estaba él, el coche siguió su camino, ni siquiera paró para ver. Bajé a la calle y lo recogí. Tenía la pata malherida. Miré sus ojos, estaba sustado y apenas se quejaba. No esperaba nada de mí, al menos nada bueno. Lo cogí en brazos, sentí su cuerpo caliente y sentí la vida. Dudé qué nombre ponerle hasta que al final decidí que le llamaría Salvado. Aunque salvado salvado fui yo. Durante días estuve curándole, así fue cómo decidimos compartir nuestras vidas. Pero esto ya es otra historia que no sé cómo continuará.
¿Qué es esto? ¿Qué le pasa a mamá? Creo que ya llegó el momento. Estas contracciones me empujan hacia afuera, tengo miedo, tengo que despedirme de este hogar. No sé dónde voy pero espero que ella esté allí. Veo luz al final del túnel, ¿no es esto lo que dicen los que han estado cerca de la muerte...? ¡Oh, no! Para, yo no quiero continuar. Sin embargo, la fuerza que me empuja puede conmigo, y, como una ventana que se abre salgo a una claridad que me ciega. Oigo voces, pero esta vez no son como huecas, son más agudas. Unos segundos de terror, y la paz, siento su calor, su olor, su voz, posa suavemente sus manos en mi piel húmeda y me siento feliz. Sin motivo sale un grito de mi garganta, es el aire que empuja los pulmones. Son las ocho de la mañana de un bonito día de abril. He nacido.
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Mamá entra en mi habitación. Viene a recordarme que ya es hora de levantarme. Son las ocho. Abro la ventana, luce el sol, es un día que promete. El examen de hoy puede resolver mi vida. ¡Qué ingenuo! Con los años descubres que sucesos como estos no te resuelven la vida, sino que tienes que ir resolviéndola cada día sin descanso. Pero en aquellos momentos, los planes de futuro se resumen en dos o tres cuestiones que te darán seguridad económica e independencia, lo demás ya llegará. Eres joven y disfrutas de la vida.
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Son las ocho de una mañana de sábado. Salgo de la cama y a oscuras la beso donde supongo que está su cara. Le digo al oído. "buenos días" Me dirijo al baño. Al salir ella se mueve aún medio dormida. Abro la ventana, su cuerpo translúcido tapado por las sábanas arrugadas. La miro y echo un vistazo a la calle. El día rezuma vida.
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La veo salir, una con su gran maleta, casi más grande que ella. La otra, con su bello vestido negro. Van de la mano. Nos decimos adiós. ¡Son tan hermosas! Son las ocho de la mañana y la luz del sol humedece mis ojos.
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La noche ha sido muy larga y oscura, el silencio penetrante y doloroso, la soledad infinita. Bajo de la cama y busco la zapatilla que dejé en algún lugar, una de las veinte veces que me he levantado a lo largo de la noche. La cabeza atormentada y la boca seca. Me miro al espejo y rechazo la imagen que veo, vuelvo a mirar, sonrío y me vuelvo a reconciliar con ella. Corro la cortina y me hace estornudar; hace tiempo que estas cortinas no se lavan. Busco las gafas que caí de la mesilla de noche, no están rotas, aunque daba igual. Levanto la persiana hasta el final, abro la ventana, miro el reloj, son las ocho menos cinco de la mañana, al fin ha salido el sol. Imagino la vagina de mi madre abierta como esta ventana y la luz ahí fuera, me espera la vida, esta la he vivido con tantas cosas buenas y malas, ha merecido la pena, sin embargo ya no soporto tanta soledad. Ellas se fueron. Ahí fuera está la luz, aquí sólo oscuridad.
Sólo cinco días de mi vida, una ventana, y la luz. Una vez más las ocho de la mañana, de mi última mañana. Quizás vaya hacia la vida, espero que allí estén ellas.
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Paseo, llueve, he olvidado el paraguas en casa, pero a Salvado y a mí nos gusta pasear bajo la lluvia, oler el asfalto mojado y respirar el aire más limpio. Por suerte la lluvia es fina y tardará en mojarnos, así podremos disfrutar más del paseo.
Hace un año que está conmigo, un año cuando me asomé a aquella ventana y de aquellos tristes pensamientos, que un frenazo apartó. Tendido en el suelo estaba él, el coche siguió su camino, ni siquiera paró para ver. Bajé a la calle y lo recogí. Tenía la pata malherida. Miré sus ojos, estaba sustado y apenas se quejaba. No esperaba nada de mí, al menos nada bueno. Lo cogí en brazos, sentí su cuerpo caliente y sentí la vida. Dudé qué nombre ponerle hasta que al final decidí que le llamaría Salvado. Aunque salvado salvado fui yo. Durante días estuve curándole, así fue cómo decidimos compartir nuestras vidas. Pero esto ya es otra historia que no sé cómo continuará.
viernes, 10 de noviembre de 2006
domingo, 5 de noviembre de 2006
Sapere Aude
Buenas dosis para saber vender un producto y un consumidor despojado de su conciencia crítica. Es un "ratón" fácil de manejar para sus experimentos. Y los resultados podrán llevarse a cabo por el poder desde todos los ámbitos. Es muy difícil librarse de esa manipulación. Sólo desde nuestro conocimiento crítico, cuestionando, valorando, las verdaderas pretensiones, de las distintas opciones que nos ofrecen.
Sólo nuestra libertad, nuestra confianza, en que podemos y debemos decidir por nosotros mismos en un pensamiento casi científico, pseudocientífico, de toda la información que nos llega. Utilizar el propio proceso científico. Saber orientar bien nuestro conocimiento emocional, alimentándolo con el saber, con las informaciones que vengan de diferentes sitios, de diferentes entornos y sociedades, con una mente abierta que salga de nuestro contexto. Porque hay más mundos que el que conocemos o el que nos hacen creer. Por ello, utilicemos sus medios en nuestro beneficio. Seámos libres para decidir.
Pero limpiemos bien esa palabra de tanta porquería acumulada a lo largo de la historia. Que no nos engañe nuestro cerebro, que no nos engañen nuestros sentidos y mantengamos críticos nuestro sentido común. Aunque no sé bien qué significa esto de "común". Porque no quiero pensar que sea común con el resto, con nuestro grupo, con nuestra sociedad. ¡Vaya, qué fácil es engañarnos!
domingo, 29 de octubre de 2006
la manipulación o el deseo
Los valores de una sociedad siempre han sido construídos desde las perspectivas personal, familiar, social, cultural e incluso geográfica. El ámbito familiar, hasta no hace mucho, ha sido el de mayor fuerza en esa formación de valores. La situación actual es distina por diferentes razones.
Primero, la familia ha desviado esta función hacia el entorno escolar (aquel que más se adecúe a sus principios)
Segundo. El poder económico que dirige nuestros deseos hacia un fin
Tercero. La presión mediática, grandes avances tecnológicos y en los elementos de distribución y acceso a la información.
El menor queda indefenso ante la gran avalancha de información debido al gran desarrollo de los medios de comunicación, desde la publicidad a los distintos elementos socializadores, que nos llegan a través de los avances tecnológicos.
Pero también el adulto ve modificado su criterio (como pensamiento crítico y que cuestiona la información que le llega).
El poder económico no dirige sólo los grandes capitales de las sociedades actuales, también hacen negocios, también realizan actividades financieras desde elementos tan poco monetarios como nuestros deseos, convicciones, pensamientos, decisiones, personalidad... Sutil, y a veces, descaradamente, nos van despojando de nuestra opción a elegir, haciendo ver que elegimos nosotros mismos. No es una mano negra, ni una mano invisible, pero, como suele ocurrir, la ciencia se une al poder, en principio, por necesidad. Pero el poder es el que orienta la investigación hacia sus intereses.
La psicología, una ciencia que comenzó a tenerse en cuanta en el siglo pasado, sabe bastante de todo esto, como un elemento científico más, prestándo al poder elementos, investigadores, de control. ¿Qué, si no, de la información subliminar? ¿qué del condicionamiento? ¿qué del machaqueo de imágenes que taladran nuestro cerebro? ¿qué del hipnotismo? ¿qué de los lavados de cerebro? ¿qué del conocimiento químico y fisiológico de nuestro comportamiento? ¿y qué de nuestro lenguaje lógico y emocional?
jueves, 19 de octubre de 2006
sociedad hipócrita
Cuando mostramos una cara perfecta (retocada por ordenador), esa bella y perfecta mujer de cuarenta años que nos dice lo bien que le va esa crema para cuidar su cutis, y qué suave tiene su piel, sin celulitis, tersa, ese culo prieto y ese pecho terso; esa madura mujer es una modelo que probablemente tenga apenas veinte años o incluso una adolescente.
Cuando envejecer parece hasta ofensivo, una lacra para la sociedad, una epidemia que debemos erradicar.
Cuando valoramos ese cuerpo de mujer aniñado no estamos siendo cómplices de esos animales que negocian con niños, con niñas, que utilizan a menores para saciar sus deleznables fantasías sexuales. No siempre debidas a tristes enfermedades. Muchos no son enfermos, ni son incultos, ni son víctimas ni sus vidas, son espléndidos hombres con vidas exitosas, poderosos, padres de familia, buenos ciudadanos...
Valorar la juventud, todos la añoramos por las posibilidades que nos permitía, valorar la belleza, pero, ¿qué es la belleza? ¿No es una opción personal ?
...
Esa mujer, que me mira en la portada, más parece una niña, un cuerpo juvenil, cargado de sensualidad, esa niña me mira seduciéndome... Y me sorprendo con una erección
...
¿Ves como cualquiera puede caer en esa hipocresía, en esa trampa, en ese juego peligroso de deseos y fantasías?
Cuando envejecer parece hasta ofensivo, una lacra para la sociedad, una epidemia que debemos erradicar.
Cuando valoramos ese cuerpo de mujer aniñado no estamos siendo cómplices de esos animales que negocian con niños, con niñas, que utilizan a menores para saciar sus deleznables fantasías sexuales. No siempre debidas a tristes enfermedades. Muchos no son enfermos, ni son incultos, ni son víctimas ni sus vidas, son espléndidos hombres con vidas exitosas, poderosos, padres de familia, buenos ciudadanos...
Valorar la juventud, todos la añoramos por las posibilidades que nos permitía, valorar la belleza, pero, ¿qué es la belleza? ¿No es una opción personal ?
...
Esa mujer, que me mira en la portada, más parece una niña, un cuerpo juvenil, cargado de sensualidad, esa niña me mira seduciéndome... Y me sorprendo con una erección
...
¿Ves como cualquiera puede caer en esa hipocresía, en esa trampa, en ese juego peligroso de deseos y fantasías?
miércoles, 18 de octubre de 2006
(des)encuentros
Su piel era fresca y brillante. Tenía un bonito tatuaje en el culo.
Bailaba en la jaula, movía la cabeza de un lado a otro bajándola de golpe, tendiendo toda su larga melena negra.
Dio la vuelta, giró la cintura hacia la derecha, extendiendo el brazo izquierdo hasta la punta de su zapato de tacón alto derecho, mostrando todo su hermoso culo hacia todos los que la mirábamos embelesados.
La música cambió de canción y miró al público lanzando un beso marcando los labios rojos exageradamente en un coqueto mohín. Fue sustituida por otra chica menuda rubia.
Bajó las escaleras moviendo sus caderas y se dirigió a la barra, pidió un gin-tonic. Me acerqué y me senté a su lado, la miraba disimuladamente hasta que ella me miró y preguntó: ¿qué haces aquí? Me intimidó que se dirigiera a mí con tanta naturalidad. Apenas acerté a decir, ¿me preguntas a mí? Vi que me mirabas allí abajo y te has dado prisa para acercarte. Me pareció un poco descarada, pero había algo en su aspecto que eliminaba esa fría y casi antipática actitud y la convertía en una mujer muy atractiva.
Nuestra conversación fue avanzando por terrenos cada vez más provocativos.
Inclinó su cuerpo hacia mí, elevando sus pechos firmes y prominentes, rozando mi brazo... me estremecí.
Bueno, ¿me invitas a otra copa antes que suba de nuevo? Por supuesto, me envalentoné. Si quieres puedo invitarte a todas las que quieras después de tu actuación. ¿Qué te parece? Hizo una señal al camarero; otra Víctor, el señor me invita.
Bebió un par de sorbos y marchó para la pista. ¡Mírame! Me dijo con voz sensual. Este baile te lo dedicaré a ti.
Sentí excitarme por momentos, deseaba sujetarla por la cintura y besarla. Era extraño, pero en aquel instante, si estuviera en mi mano, hubiera eliminado a toda aquella gente que ahora la miraban bailar. Quería disfrutarlo sólo para mí.
El juego de luces insinuaba su figura provocando mi deseo. Así estuve sin dejar de observarla, haciéndole el amor con la mirada. Los movimientos de ella parecían entender mis pensamientos.
Elevó su pelo sobre la nuca. Echó su cabeza hacia atrás, y antes que me diera cuenta, despareció.
La busqué con la mirada desesperadamente entre la gente y, al no verla, fui a su encuentro, pero dos gorilas me impidieron la entrada al pasillo de los camerinos.
Las limpiadoras realizaban su faena como cada día en la oficina. Ana y Mª Carmen llegaban a las ocho de la mañana y marchaban a las doce del mediodía.
Habitualmente, yo disfrutaba de mi asqueroso café de máquina y mi dónuts. A esta hora de la mañana ponía en orden la mesa que la tarde anterior había dejado hecha un desastre, papeles por todos lados, carpetas abiertas y otras amontonadas.
Hoy, sin embargo, sorbía lentamente mi café pensando en ella, dudaba si la noche anterior había sido un sueño o fue una bella realidad.
Ana pidió permiso para entrar.
Sí, pasa, ¿quieres que me salga? No molesta, señor, no se preocupe.
... Sí, qué maravilla de mujer, qué cuerpo, qué voz más dulce. No dejaba de pensar en ella mientras la chica de la limpieza hacía su trabajo.
Tenía ya 45 años. Había tenido algunas aventuras esporádicas y una novia formal que acabó marchándose con un compañero de trabajo mucho más joven, hace cinco años. No había vuelto a enamorarse y no se iba a enamorar ahora, a estas alturas, y menos de aquella mujer que trabajaba de gogó en un club nocturno. Sería inmigrante, quizá tendría un chulo al que mantendría clandestinamente. Prefería así apaciguar su deseo.
Absorto en sus pensamientos, a veces dulces, a veces amargos, creía tenerla y la perdía antes de empezar.
Pasaba la mopa por el suelo Ana y quitaba el polvo de las estanterías, tiraba las colillas del cenicero y lo miró de reojo. Sonrió amargamente. Míralo, pensó, ni siquiera me mira. Ana era una mujer de 30 y pocos años, estaba separada y tenía dos hijos. Era una mujer hermosa y bastante atractiva, que quedaba oculta debajo de esa bata horrorosa de color celeste hospital, ese pelo recogido en una cola y esas feas y anticuadas gafas, porque no podía permitirse el lujo de comprar un par en Alain Affelou.
Lo amaba desde hace mucho tiempo, casi desde que entró a trabajar en la empresa hace dos años. Acababa de separarse de su marido que la dejó deprimida, desesperada y sin saber cómo poder ganarse la vida. El trabajo en la oficina ayudó a poder pagar la hipoteca y poco más. De modo que aquella tarde de sábado, de compras en el Carrefour aquel viejo amigo de la adolescencia se le acercó. Estuvieron intercambiando las frases típicas, tomando un café, cuando le ofreció esa oportunidad de incrementar sus ingresos y poder vivir con mejores condiciones.
Pero tú sabes qué edad tengo, ya no soy ninguna jovencita. A dónde voy, si ya me cuesta encontrar otros trabajos que no exigen demasiado ni física ni intelectualmente. Nadie quiere mujeres ya de más de 30, el mercado sexual ha rebajado los límites. Chico, ahora se llevan las lolitas. Mírame, ¿tú crees que puedo provocar a alguien como no sea lástima?
Ana, tienes que valorarte más y creértelo. Eres una mujer preciosa. Hazme caso, ven esta noche y probemos, a ver qué tal te va.
Le constó muchas lágrimas, vergüenzas e imaginar que podía hacerlo. Las compañeras la arroparon y le enseñaron algunos trucos para calentar el ambiente. Pónte un tatuaje de pega en un lugar estratégico y ya verás que los vuelves locos. Le aconsejaron...
Ya ves qué hombre, en qué pensará, se dijo ella mirándolo.
¿Te queda mucho, Ana? No señor, recojo esto y ya me marcho.
Ana se inclinó hacia el suelo para recoger algunos papeles arrugados que él tiró la tarde anterior. El miró su trasero y... siguió ensimismado en sus pensamientos.
Bailaba en la jaula, movía la cabeza de un lado a otro bajándola de golpe, tendiendo toda su larga melena negra.
Dio la vuelta, giró la cintura hacia la derecha, extendiendo el brazo izquierdo hasta la punta de su zapato de tacón alto derecho, mostrando todo su hermoso culo hacia todos los que la mirábamos embelesados.
La música cambió de canción y miró al público lanzando un beso marcando los labios rojos exageradamente en un coqueto mohín. Fue sustituida por otra chica menuda rubia.
Bajó las escaleras moviendo sus caderas y se dirigió a la barra, pidió un gin-tonic. Me acerqué y me senté a su lado, la miraba disimuladamente hasta que ella me miró y preguntó: ¿qué haces aquí? Me intimidó que se dirigiera a mí con tanta naturalidad. Apenas acerté a decir, ¿me preguntas a mí? Vi que me mirabas allí abajo y te has dado prisa para acercarte. Me pareció un poco descarada, pero había algo en su aspecto que eliminaba esa fría y casi antipática actitud y la convertía en una mujer muy atractiva.
Nuestra conversación fue avanzando por terrenos cada vez más provocativos.
Inclinó su cuerpo hacia mí, elevando sus pechos firmes y prominentes, rozando mi brazo... me estremecí.
Bueno, ¿me invitas a otra copa antes que suba de nuevo? Por supuesto, me envalentoné. Si quieres puedo invitarte a todas las que quieras después de tu actuación. ¿Qué te parece? Hizo una señal al camarero; otra Víctor, el señor me invita.
Bebió un par de sorbos y marchó para la pista. ¡Mírame! Me dijo con voz sensual. Este baile te lo dedicaré a ti.
Sentí excitarme por momentos, deseaba sujetarla por la cintura y besarla. Era extraño, pero en aquel instante, si estuviera en mi mano, hubiera eliminado a toda aquella gente que ahora la miraban bailar. Quería disfrutarlo sólo para mí.
El juego de luces insinuaba su figura provocando mi deseo. Así estuve sin dejar de observarla, haciéndole el amor con la mirada. Los movimientos de ella parecían entender mis pensamientos.
Elevó su pelo sobre la nuca. Echó su cabeza hacia atrás, y antes que me diera cuenta, despareció.
La busqué con la mirada desesperadamente entre la gente y, al no verla, fui a su encuentro, pero dos gorilas me impidieron la entrada al pasillo de los camerinos.
Las limpiadoras realizaban su faena como cada día en la oficina. Ana y Mª Carmen llegaban a las ocho de la mañana y marchaban a las doce del mediodía.
Habitualmente, yo disfrutaba de mi asqueroso café de máquina y mi dónuts. A esta hora de la mañana ponía en orden la mesa que la tarde anterior había dejado hecha un desastre, papeles por todos lados, carpetas abiertas y otras amontonadas.
Hoy, sin embargo, sorbía lentamente mi café pensando en ella, dudaba si la noche anterior había sido un sueño o fue una bella realidad.
Ana pidió permiso para entrar.
Sí, pasa, ¿quieres que me salga? No molesta, señor, no se preocupe.
... Sí, qué maravilla de mujer, qué cuerpo, qué voz más dulce. No dejaba de pensar en ella mientras la chica de la limpieza hacía su trabajo.
Tenía ya 45 años. Había tenido algunas aventuras esporádicas y una novia formal que acabó marchándose con un compañero de trabajo mucho más joven, hace cinco años. No había vuelto a enamorarse y no se iba a enamorar ahora, a estas alturas, y menos de aquella mujer que trabajaba de gogó en un club nocturno. Sería inmigrante, quizá tendría un chulo al que mantendría clandestinamente. Prefería así apaciguar su deseo.
Absorto en sus pensamientos, a veces dulces, a veces amargos, creía tenerla y la perdía antes de empezar.
Pasaba la mopa por el suelo Ana y quitaba el polvo de las estanterías, tiraba las colillas del cenicero y lo miró de reojo. Sonrió amargamente. Míralo, pensó, ni siquiera me mira. Ana era una mujer de 30 y pocos años, estaba separada y tenía dos hijos. Era una mujer hermosa y bastante atractiva, que quedaba oculta debajo de esa bata horrorosa de color celeste hospital, ese pelo recogido en una cola y esas feas y anticuadas gafas, porque no podía permitirse el lujo de comprar un par en Alain Affelou.
Lo amaba desde hace mucho tiempo, casi desde que entró a trabajar en la empresa hace dos años. Acababa de separarse de su marido que la dejó deprimida, desesperada y sin saber cómo poder ganarse la vida. El trabajo en la oficina ayudó a poder pagar la hipoteca y poco más. De modo que aquella tarde de sábado, de compras en el Carrefour aquel viejo amigo de la adolescencia se le acercó. Estuvieron intercambiando las frases típicas, tomando un café, cuando le ofreció esa oportunidad de incrementar sus ingresos y poder vivir con mejores condiciones.
Pero tú sabes qué edad tengo, ya no soy ninguna jovencita. A dónde voy, si ya me cuesta encontrar otros trabajos que no exigen demasiado ni física ni intelectualmente. Nadie quiere mujeres ya de más de 30, el mercado sexual ha rebajado los límites. Chico, ahora se llevan las lolitas. Mírame, ¿tú crees que puedo provocar a alguien como no sea lástima?
Ana, tienes que valorarte más y creértelo. Eres una mujer preciosa. Hazme caso, ven esta noche y probemos, a ver qué tal te va.
Le constó muchas lágrimas, vergüenzas e imaginar que podía hacerlo. Las compañeras la arroparon y le enseñaron algunos trucos para calentar el ambiente. Pónte un tatuaje de pega en un lugar estratégico y ya verás que los vuelves locos. Le aconsejaron...
Ya ves qué hombre, en qué pensará, se dijo ella mirándolo.
¿Te queda mucho, Ana? No señor, recojo esto y ya me marcho.
Ana se inclinó hacia el suelo para recoger algunos papeles arrugados que él tiró la tarde anterior. El miró su trasero y... siguió ensimismado en sus pensamientos.
lunes, 16 de octubre de 2006
solidarios
Crees que vives bien, te puedes permitir una casa y un par de coches, algún que otro viaje, pagar los estudios de tus hijos. Bien, párate y engorda con toda la basura que te den y además debes estar agradecido, porque mira esos desgraciados que nos muestra la televisión, las vidas horrendas que relatan los periódicos.
La televisión nos atonta con programas, publicidades, noticias que forman y dirigen nuestros deseos, programados hacia tres fines:
- ser más ricos, a ser posible famosos o populares.
- ser bellos y jóvenes
- comprar
Nos venden una falsa felicidad
Nos anestesian con banalidades y algo de concienciación humanitaria y ecológica
Nos atrapan con hipotecas
Nos lavan el cerebro hacia un derecho laboral de risa y entramos voluntaria y alegramente convencidos de que no puede existir de otra manera.
Eso será porque ellos quieren y no se lo impedimos
Solidarios unidos hacia las ONGs para reivindicar los derechos del hombre sobre el planeta empezando desde aquí...
La televisión nos atonta con programas, publicidades, noticias que forman y dirigen nuestros deseos, programados hacia tres fines:
- ser más ricos, a ser posible famosos o populares.
- ser bellos y jóvenes
- comprar
Nos venden una falsa felicidad
Nos anestesian con banalidades y algo de concienciación humanitaria y ecológica
Nos atrapan con hipotecas
Nos lavan el cerebro hacia un derecho laboral de risa y entramos voluntaria y alegramente convencidos de que no puede existir de otra manera.
Eso será porque ellos quieren y no se lo impedimos
Solidarios unidos hacia las ONGs para reivindicar los derechos del hombre sobre el planeta empezando desde aquí...
Ella, al menos, pudo elegir
http://www.intermonoxfam.org/
¿Qué estamos haciendo con los privilegios de las sociedades de los países desarrollados? La grotesca exhibición del consumismo, es injusto el derroche material, el culto a la belleza y juventud eternas. No nos engañemos, ser solidarios nos pone cerca de ese dolor universal, pero sucumbimos al engaño del poder. Al final la solución sólo radica en los poderes económicos que no permitirán que todos tengamos las mismas oportunidades.
Esta modelo representa a lo que la sociedad aspira: moda, belleza... Y tiene la misma imagen que la pobreza más absoluta. Antes, la riqueza significaba opulencia, mejillas sonrojadas y buenas carnes. Ahora, ni los más ricos se libran de la tiranía: todos somos infelices. La desfachatez llega al límite cuando se viaja como turista a estos países que se parecen a los pobres, pero que son exóticos, cuando un joven de éxito va a la vendimia como terapia para el estrés...
domingo, 8 de octubre de 2006
Prepárate, mundo de la moda
Somos un grupo de diseñadores de diferentes objetos. Pero estamos intentando entrar en el mundo del textil. De las camisetas. Buscamos posibles patrocinadores que crean en nuestro sueño. Merlovier promete la identidad y promete la comunicación.
lunes, 6 de febrero de 2006
bienvenidos a la web definitiva
Aquí está el sueño, aquí está la ilusión, la conexión cosmica, la unión de almas, el reflejo de las personalidades, estar en un instante y perdurar por siempre... Merlovier
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