Soy un mar de contradicciones.
Soy un río y estoy seca.
Soy baja y estoy harta.
Soy un torbellino de tranquilidad.
Limpio mi cuerpo cada día
Y estoy siempre hecha un asco.
Mi piel huele a vainilla
Pero tengo fétidos fondos.
Y olvido todos los recuerdos
Para estar felizmente triste.
Me hundo para quedar en la superficie
Y floto en las profundidades de mi dolor.
Nado en el desierto de mi vida
Cada mañana
Para ahogarme en el valle de mi muerte,
En el atardecer,
Apagando la lluvia con fuego de lágrimas,
Eliminando lo que al final me quedo.
Y manteniendo las sonrisas que marcharon cuesta abajo
Con esta oscura luz que encendió aquel amanecer de noviembre.
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