Os
propongo un experimento único, la posibilidad de marchar a otro planeta. Por suerte para este fantástico viaje no
necesitamos la NASA. Nos basta y nos sobra llevar a cabo algunos pequeños
cambios. De entrada parecerán modificaciones tremendamente imposible para
algunos y para aquellos que opinen que es bastante fácil, les advierto que
tendrá sus complicaciones pero que pasado el periodo crítico, les prometo una
experiencia inolvidable.
¿Estáis
preparados para calentar motores?, pues ¡comencemos! Viajaremos a un planeta
desconocido sin necesidad tampoco de ciertas drogas o técnicas paranormales. Ni
tan siquiera necesitaremos la imaginación o ponernos en trance con ningún
mantra. Podemos marchar a otro planeta y no lo digo con el pensamiento sino con
una realidad sensitiva tan real como la vida misma, ni más ni menos.
El experimento,
bueno más bien nuestro viaje interplanetario, consistirá en vivir una sola
semana sin móvil ni televisión, sin prensa, ni conversaciones políticas o
debates de economía, sin conflictos ni crisis, además no podremos hablar con
nadie. Mantente tan sólo una semana, eso es, una semana, solo en tu casa, desconectado del
mundo. Escaparemos de este mundo caótico, falso, más extraterrestre que al
planeta al que vamos a dirigirnos. Te aconsejo que te aprovisiones bien antes.
Que desconectes todos los teléfonos. Enciérrate a cal y canto. Para no alarmar
a nadie y vengan a derribar tu puerta pon un cartel, “volveré en unos días”.
Cuando
al fin te halles en silencio con el único rumor de la calle, los ruidos
contiguos a las paredes de tu casa y los sonidos inevitables de cañerías, es
más, te aconsejo que incluso desconectes el frigorífico, ese monstruo hambriento
que se agita de vez en cuando en la cocina, o cualquier aparato electrónico, asegúrate
que tu móvil esté sin batería, tabletas y demás artilugios que absorben la
energía de nuestros cerebros e impiden el despegue. Entonces, ya es el momento
de empezar a disfrutar de tu aventura.
Probablemente
estés nervioso al principio, algo extraño e inquieto, puede que si eres de
salir sientas cierto sofoco y hasta algún amago de claustrofobia, y desees
correr hacía la ventana y abrirla de par en par, o peor aún salir pitando
escaleras abajo. No te lo aconsejo, resiste este impulso porque una vez de
nuevo en la calle, antes de que desees volver otra vez a tu refugio e
intentarlo de nuevo, el mundo exterior te habrá atrapado y habrás perdido, tal vez para siempre, la
maravillosa oportunidad de haber realizado el viaje de tu vida hacía un espacio
desconocido.
Debo
advertirte que los dos primeros días son vitales, el síndrome de abstinencia te
atenazará, bloqueará tus pensamientos y tus músculos, la respiración se te
acelerará, puede que hasta comiences a escuchar voces que te llaman, teléfonos
que suenan insistentemente, sentirás el pánico de que alguien aporrea
constantemente tu puerta. La cabeza se te llenará de ideas catastróficas,
empezarás a imaginar que algo horrible ocurre ahí afuera y tú lo estás
ignorando y cuando vuelvas el mundo habrá cambiado tanto que serás un
desconocido para todos los que te rodean. La gente conocida, los familiares y
amigos, se habrán olvidado de ti, o tal vez hayan desaparecido. Puede que un
nuevo orden social se haya construido y tu entonces serás un eslabón perdido
del hombre antecesor.
Estos
mensajes negativos te harán sentir una angustia insoportable y querrás huir,
pero yo te digo, que si eres capaz de superarlo, si soportas la ansiedad
extrema, la sudoración y las voces de tu cerebro que te aconsejan que abandones
esta aventura loca, te aseguro que el paraíso llegará al tercer día. Y todo un
sistema regenerador, una maquinaria anquilosada comenzará a funcionar de nuevo,
al principio lentamente como un reloj en desuso pero después cogerá carrerilla
y toda una experiencia alucinante y fantástica comenzarás a disfrutar.
Puedo
asegurarte que al tercer día lo habrás conseguido, después de las tempestades y
las turbulencias, después de esquivar meteoritos amenazantes y de luchar
contigo mismo, habrás llegado. Estarás pisado la tierra prometida, un nuevo
planeta, aún desconocido, donde todo está por descubrir, sin nombre ni bandera.
Qué
gozada más auténtica, algunos de los reflejos que tenías olvidado de nuevo
aparecen, olores indescriptibles se agudizan y las cosas a tu alrededor
adquieren colores más intensos, también empiezas a escuchar el maravilloso
sonido del universo. Sólo los dioses y tú podréis oír esa melodía reconocida,
sí, porque estuvo ya presente cuando eras aún unas minúsculas células que
crecían en el vientre materno, incluso antes, cuando eras parte de la nada.
Sensaciones
y emociones que tenías olvidadas, incomparables, te harán sentir el más intenso
placer, mayor que cualquier orgasmo anteriormente vivido. Es más si la
experiencia sexual la tienes será la mejor que hayas tenido. Si consigues
convencer a una o un compañero de aventura, según preferencias, si lográis no
interferiros con un lenguaje ya corrompido, si ponéis en funcionamiento otros
lenguajes de comunicación, el placer que
experimentéis no será de este mundo.
Las
preocupaciones diarias se esfumarán poco a poco y eso de que dicen que el
cerebro nunca descansa, no es verdad, tan sólo es que estamos hiperexpuestos y nos
resulta imposible desconectar de todo este mundo tecnológico y difuso, de toda
esta amalgama informativa y desinformativa que nos esclaviza y nos anula como
personas sensitivas. Estamos fagotizados por todo un engranaje comunicativo que
contrariamente a lo esperado, nos des-comunica de nuestra esencia más auténtica
y vital y nos aíslan con la idea engañosa de estar conectados, cuando en el
fondo el mundo nos ignora con su continuo soniquete de redes electrónicas.
Pero
cuando al fin te desprendes de ellas y logras comunicar contigo mismo, cuando
sumergido en este apasionante viaje, sientes el choque de tus neuronas en sus
sinapsis vitales, como ecos en una habitación vacía, te encuentras, te
reconoces y te sientes.
Comienza
un verdadero conocimiento de tu ser, te miras ante el espejo y ante ti aparece
tu verdadero rostro, miras tu cara, tus manos, tus piernas y dedos, adviertes
sus formas y contornos, tu piel como un cielo particular de estrellas, sus
marcas y lunares, sus poros, sus venas, la admiras por primera vez como tierra
frondosa y viva. Te tienes, te perteneces y nada viene a interrumpir esta
conversación contigo mismo. Notas el fluir de la vida en tu interior y te
sientes parte de un fluir infinito.
A partir
de ahora tu espacio no está cerrado sino que paradójicamente nunca antes te
habías sentido tan flexible, sin límites, tan gaseoso que podrías escapar hacía
fuera de la habitación por los conductos de la ventilación, o las rendijas de las
ventanas mal selladas. Pero esta comunicación con el mundo no te condiciona, no
te quita tu tiempo sino que compartes todo con todo el universo y nunca antes
te habías sentido tan acompañado, tan libre. Estas integrado como un cuerpo
único viviente. No hay necesidad de gritar o hablar continuamente, podemos
escapar de ese ruido constante de palabras que no dicen nada.
Es mi
deber advertirte, que todo esto lo vivirás como una ilusión fugaz, como un
sueño que transcurrió en una fase REM, como una utopía irrealizable, pero tus
neuronas conservarán esta memoria que la rutina tratará de eliminar, diluyéndola
en su ruido de fondo, convirtiéndolo todo
en algo irreal.
Volverás
a tu planeta y todo estará exactamente igual que lo dejaste. Nada habrá
cambiado porque el mundo seguirá girando a esa velocidad de vértigo, sin embargo
imperceptible. La gente sumergida en ese bullicio informativo al que están tan
acostumbrados sus cerebros contaminados. Incapaces de descifrar nada y sordos
ante las voces que les hablan sin obtener respuestas a causa de sus tímpanos atrofiados,
que responden únicamente a esos estímulos con los que les bombardean, y ese
repetitivo y simultáneo vibrar de móviles, las machaconas melodías clásicas o
pachangueras, los incansables WhatsApps con mensajes estúpidos, con esos saltos
llamando continuamente tu atención, el periodista dando sus manipuladas y
encauzadas noticias, con su bla bla bla
monosilábico, la prensa escrita con sus mensajes comprados y pactados, el mundo
internaútico vendido.
Mientras
el mercado de telefonía en una efervescencia productiva, compren, compren, lo
llevo barato, barato, el último modelo y más bla, bla, bla y la gente dándose
de que se las entienden, que están a la última y repitiendo como loros (sin
ofender a éstos), los mismos argumentos aprendidos, creyéndose o haciendo creer
que son propios.
Si a
pesar de todo consigues que sea una experiencia transformadora, lo vivido será
inolvidable y podrás repetirla siempre que lo desees, al menos, de vez en
cuando como terapia. Y si lográramos que otros la llevaran a cabo, el mundo quizá
llegara a ser un planeta más habitable. De paso y por añadidura conseguiríamos
que el poder energético perdiera millones por segundo, así veríamos el miedo en
sus ojos, el terror de perder su poderío, arruinarlos y que sufrieran en
propias carnes el derrumbe vital que hacen padecer a la humanidad.
Este
planeta nunca lo hallarás en ningún retiro que tienen sus condicionantes
externos, sus reglas absurdas, sus hábitos creados, sus snobismos, únicamente lo
encontraras en tu hogar, dentro de ese espacio íntimo que sólo regulas tú.
Pensándolo
bien, no sé si hablo por boca de la experiencia o simplemente es una tontería más
que se me ha ocurrido o tal vez, ¿sólo sea un bonito sueño…? Puede que un día de estos, lo ponga en
práctica, pero esperaré a estar de vacaciones, y que los niños vayan al
campamento, ah es fundamental que Juanjo y Rosa estén de viaje. A ver déjame
ver, creo que para mayo esperaba un envío por correo, vaya por el grupo de
guasap del club se van a extrañar que no les hable, soy el alma del equipo,
tendré que decirles que voy a un retiro, pero entonces me preguntarán que me
pasa, y si me llaman del trabajo para algo urgente, o mis padres deciden que ya
que estoy de vacaciones puedo hacerles una visita, uhm, vaya… que complicado
esto de querer hacer algo, todo son impedimentos. Y veremos cómo convenzo a
Carlos de la idea, me va a llamar loca, o que es el síndrome ante-postraumático
que le dan a la gente cuando baja el ritmo en vacaciones. Pues vaya hablando de
salud, va a ser imposible porque para mayo tenía el chequeo médico, aprovechando
las vacaciones y que los chicos iban a estar de campamento. Pues nada va a
tener que ser en otra ocasión.
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